El ACEBUCHAL, la ALDEA rural más DESCONOCIDA de Málaga
Reconozco que hasta hacía unas semanas no había escuchado hablar del Acebuchal, pequeña aldea olvidada y abandonada de la provincia de Málaga. Sin embargo, desde el momento en que unos amigos me contaron sobre su historia, su ubicación y algunos datos más, como la fantástica gastronomía del bar el Acebuchal, supe que iría muy pronto a conocerlo. Os cuento cómo fue mi visita a la aldea rural más desconocida de Málaga.
Lo primero es conocer un poco sobre su historia, para poder entender mejor lo peculiar de este paraje, porque llamarlo pueblo sería muy ambicioso y aldea inhabitada, quizás no haga justicia a lo peculiar del lugar.
Breve historia del Acebuchal.
Nos remontamos a principios del siglo XX para constatar que “El Acebuchal” no fue siempre una aldea abandonada, pese a su remota ubicación. Cuenta la historia que, alrededor de 1940, había 44 casas, dos ventas e incluso un molino, lo que llevó a residir a casi 200 personas en tan peculiar sitio con casi 3 hectáreas dedicadas al cultivo.
La economía del Acebuchal se nutría del sector primario: agricultura, ganadería y de las profesiones típicas de la época: carboneros, esparteros, peones de caminos, arrieros, etc.
Sin embargo, la guerra civil española lo cambió todo, porque “El Acebuchal” tomó la fama que varios guerrilleros opositores al régimen franquista (los maquis) estaban residiendo allí. Así que Franco, a través de la Guardia Civil mandó el desalojo completo de la zona y sus habitantes quedaron alojados entre las vecinas Cómpeta y Frigiliana.
En 1949 la aldea quedó abandonada y casi incomunicada, al no disponer ni de agua, electricidad o línea telefónica (algo que se mantiene a día de hoy).
No obstante, cronistas de la época nos hablan que en 1950 “El Acebuchal” comenzó a repoblarse con casi 40 casas y 150 habitantes, quedando completamente abandonada a finales de los 50.
Y aquí nace la verdadera historia del Acebuchal y la que lo engrandece. En 1998, tras casi 50 años de abandono, la familia García Sánchez (Antonio y Virtudes) abandera el proceso de reconstrucción de la zona. Esta iniciativa animó a otros propietarios a volver al Acebuchal y retomar lo que un día fue suyo o de sus familiares. 5 años les llevó conseguir luz y agua, para ir, poco a poco, dando lustre y belleza a sus casas y calles.
Actualmente, son casi 30 las viviendas rehabilitadas en el Acebuchal y que sirven de reclamo para el turismo rural de la zona.
Luego llegaría la apertura del bar el Acebuchal por parte de los García Sánchez (ahora mantenido por sus hijos), convirtiendo la aldea no sólo en un sitio para visitar, sino para ir expresamente a disfrutar de una experiencia gastronómica.
Visitar el Acebuchal.
Lo primero es saber la ubicación exacta de tan peculiar paraje. El Acebuchal queda enclavado en el corazón del parque natural sierras Tejeda, Almijara y Alhama, en un valle con orientación oeste dentro del término municipal de Cómpeta (a 13 Km) y a tan solo 6 Km de Frigiliana.
Cómo llegar al Acebuchal.
Podemos hacerlo de dos formas: en coche o caminando.
La más habitual será en coche, bien desde Frigiliana (opción más recomendada) o desde Cómpeta (opción con más curvas y menos aconsejable). Sin embargo, la opción de llegar caminando desde Frigiliana (o desde el cruce) le pone un componente emotivo muy interesante y que prometo cumplir en próximas fechas.
Por la carretera, encontraremos algunas señales que nos indicarán los desvíos hacia “El Acebuchal”, pero lo más sencillo será poner el bar el Acebuchal en Google Maps.
El trayecto en coche desde Frigiliana transcurre por carretera secundaria, hasta llegar al primer desvío donde tomamos un carril asfaltado que pasa a ser carril de tierra a los 500 metros y que nos lleva, entre grandes casas, al último desvío de 1,7 kilómetros.
Aquí tomamos un carril unidireccional de tierra, por el que debemos tener cuidado al circular, sobre todo si nuestro coche es bajo, porque es terreno pedregoso. Y ahí entre una naturaleza exhuberante y un frondoso pinar aparecen unas cuantas casas en una estampa que parece sacada de un cuento, pero que es real. Hemos llegado al Acebuchal.
Se puede aparcar al final del pueblo, junto a la capilla de San Antonio o bien al principio, junto al desvío de la etapa 6 de la Gran Senda GR 249 Frigiliana – Cómpeta.
Paseando por sus calles.
Llega el momento de pasear por la aldea, más bien de caminar por su calle principal, situada en la parte inferior del sendero de acceso. De un primer vistazo nos sorprende lo cuidado de la decoración, la belleza de sus plantas y flores y que (casi) todas las casas sean alojamientos rurales, pero hay mucho más. Huele a naturaleza, a tranquilidad, se respira calma, se escuchan burros y gallos y la inspiración parece que te puede aparecer en cualquier momento.
El Acebuchal esconde muchos detalles entre sus paredes, como poemas, pequeñas entradas para ratones, gatos de escayola o patios exteriores que parecen decorados de una película.
Se confirma que no hay cobertura, así que más allá del paseo, hacer fotografías y sentarte a tomar algo en los dos bares que hay: The Lost Village o el bar el Acebuchal, aparentemente no queda mucho más que hacer, pero lo hay. Decidimos ampliar la visita con un paseo (muy recomendado) hasta una de las casas que hemos pasado anteriormente y que esconde una de las leyendas del Acebuchal hablando sobre la historia de una mujer que se fue del pueblo y luego regresó…
Tiene que ser una delicia quedarte en alguna de sus casas rurales y simplemente desconectar, vivir, leer o pensar, porque además muchas de ellas tienen jardín y piscina.
Aquí te dejo algunas casas rurales en El Acebuchal para que le eches un vistazo.
Comer en el Bar El Acebuchal.
Tras una hora en el Acebuchal llega el momento de comer y acudimos al bar El Acebuchal, donde, sorprendentemente, está todo reservado, pero nos hacen un hueco en una mesita de la terraza. La amabilidad del personal y lo cuidado de su decoración nos hace presagiar una experiencia gastronómica inolvidable y así fue.
No olvidéis reservar antes de ir, sobre todo en fin de semana. Aquí os dejo los datos de contacto del Bar El Acebuchal:
- Lun-Dom: 10:00h – 18:00h
- Tel: (+34) 951 480 808
- Email: barelacebuchal@gmail.com
- Web: https://www.elacebuchal.com/
Lo primero que no te debes perder es su hogaza artesana, que acompañan de un delicioso aceite y hará que sólo por eso merezca la pena haber ido hasta allí. Si ya lo riegas con su cerveza IPA artesanal, ese momento lo tendrás guardado mucho tiempo.
Su carta, consta de entrantes clásicos (ensaladas, croquetas, chorizos y morcilla artesanos, etc.) y unos segundos, contundentes y eminentemente carnívoros, con la carne de caza (jabalí, ciervo, cabrito) destacando entre todos. Además, tendrás varios platos fuera de carta.
En nuestro caso, para 2 personas pedimos el pan, unas croquetas de setas (deliciosas), el chorizo y morcilla artesanos (perfectos para 3-4 personas) y una carrillera de ternera, que tenía una salsa espectacular. El precio para 2 personas fue de 54€, puede parecer elevado, pero por la ubicación del lugar y la calidad de los productos, lo considero justo y equilibrado.
Por falta de tiempo no pudimos disfrutar de los postres, pero las tartas tenían una pinta espectacular.
Hasta aquí la visita al Acebuchal, la aldea rural más desconocida de Málaga y la que volveré seguro, bien sea para quedarme allí y desconectar (nunca mejor dicho), comer de nuevo en su restaurante o hacer la ruta caminando. ¡Que disfrutéis de la visita!
Y buscad el poema entre sus calles: Acebuchal bonita. Divino tesoro, como te quiero, como te adoro.
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Visité la aldea, es bellísima, llena de paz, quietud y naturaleza.
¡Que buena descripción! Es un sitio especial y con mucho encanto.